El Roche volvío a Liétor

¡La partida del bandolero Roche volvió a tomar las calles de Liétor!

Tras dos años de parón por la pandemia del COVID-19, las calles de Liétor volvieron a tomarse el pasado sábado día 12 por los hombres del bandolero Ramón García Montes, más conocido como Roche. Casi doscientas personas participaron en la XIII edición de la Ruta del Roche, la misma que era suspendida hace dos años cuando el Gobierno declaró el estado de alarma por la situación de emergencia sanitaria que comenzaba entonces. Organizada conjuntamente por el Grupo Museo de Liétor y el Centro Excursionista de Albacete, los participantes en esta ruta senderista recorrieron las calles de Liétor y sus alrededores, con algo más de 14 kilómetros de marcha, siempre entre los disparos y el humo de trabuco de los bandoleros, que fueron los auténticos protagonistas el pasado sábado en esta localidad del Mundo.

Los senderistas fueron guiados en todo momento por los hermanos José y Joaquín López, María collados, Javier García Jiménez y Javier García Atienza, todos ellos vestidos de bandoleros y con grandes pistolones y trabucos en la mano, que no dejaban de disparar al aire. La ruta llevó a visitar algunos de los más hermosos parajes naturales del término municipal de esta localidad y de toda la provincia de Albacete, que se inició a las 9 de la mañana desde la Plaza Mayor de Liétor para finalizar cuatro horas más tarde en el mismo lugar. Fue un trazado que atravesó antiguas caleras, tejeras y centrales eléctricas junto al río, siempre entre olivares, pinares, algunas hierbas aromáticas, como el romero y el espliego, así como numerosas plantas de atochas, muestra de lo que fue en otro tiempo una importante explotación del esparto.

Por una estrecha y serpenteante senda se llegó al paraje conocido como el Tortolón, por donde se cruzó el río Mundo, que llegaba con un generoso caudal por las lluvias caídas el día anterior. Los caminantes siguieron por la margen derecha del río, por un tramo del senderro de gran recorrido GR-67, un sendero conocido como Sendero del Mundo, que dicen ya siguió el famoso Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, en su camino hacia la conquista de Valencia.
En esta orilla del río los integrantes del Grupo Museo de Liétor ofrecieron a los participantes un pequeño ágape, como ya es tradicional, a base de mistela y hojuelas con miel, un dulce típico de Liétor y de toda la serranía albaceteña. Seguidamente se encaminaron hacia la población, cuyas casas pudieron admirar colgadas en lo alto de sus inmensos farallones calcáreos, antes de ascender al pueblo por la presa del Azud

En el bar La Parra de Liétor los participantes en esta XIII Ruta del Roche pudieron degustar algunos platos típicos del pueblo, aderezados con gran pericia por Rocío e Israel, los dueños del bar, entre ellos el atascaburras, el pisto, la caldereta de cordero, las judías con perdiz y el lomo y costillas a la orza. Tras la comida, Rafa Díaz, presidente del Grupo Museo, y Javier García dirigieron una visita guiada a la población, en la que se pudo conocer algunos de sus principales monumentos, como las casas señoriales de las familias Escobar y los Tovarra, la ermita de Belén, la iglesia del antiguo convento de San Juan de la Cruz y su iglesia parroquial de Santiago Apóstol. Fueron los ingredientes perfectos, naturales y culturales, para pasar una jornada inolvidable, disfrutando de la hermosa naturaleza y de los grandes tesoros histórico-artísticos que guarda esta población situada por encima del Mundo.

Ramón García Montes, el Roche, protagonista de esta ruta senderista.
Pero el verdadero protagonista de esta ruta cultural y senderista, que se inició en 2008 por el Grupo Museo de Liétor y el Centro Excursionista de Albacete, es Ramón García Montes, el Roche, cuya leyenda y memoria se pretende conservar. Es obligado citar también a don Francisco Navarro Pretel, don Paco, cura párroco de Liétor, que ha sido siempre el principal impulsor, guía y animador de esta actividad cultural y senderista.
Ramón García Montes fue un oficial carlista nacido en Montealegre del Castillo en 1836, que intervino con el grado de coronel en el último de los tres conflictos civiles que asolaron nuestro país a lo largo del siglo XIX. Sus incursiones en diferentes pueblos de la provincia de Albacete en el año 1873, sirviendo a las órdenes del general Lozano, a veces con escasa tropa, le llevaron a alcanzar gran fama. Destaca su acción de Hellín, en la que cuentan que haciendo creer a las autoridades de este pueblo que un enorme ejército carlista mandado por Lozano rodeaba la ciudad, entró en el pueblo, acompañado únicamente de diez hombres a sus órdenes. En el consistorio exigió la entrega de todos los fondos y mandó bajar a la plaza toda la documentación existente en el Registro Municipal, con la que hizo una gran hoguera, para así destruir títulos de propiedad, deudas, etc. A continuación marchó completamente tranquilo hacia las afueras del pueblo, perdiéndose a la vista de los asombrados hellineros.
Tras la restauración borbónica, derrotadas las tropas carlistas, Roche solicitó el indulto a las autoridades vencedoras, con los haberes correspondientes a su rango de coronel. Pero aunque le fue concedido el indulto no se le reconoció ninguna paga, por lo que el montealegrino retiró los documentos presentados y decidió hacerse bandolero. Su muerte tuvo lugar en las cercanías de Liétor, en la Rambla de los Maturras, a pie del monte Castillarejo, donde fue abatido por la Guardia Civil en la noche del 15 de julio de 1891, según cuenta el mismo informe de la Benemérita. Pero la versión popular dice que fue el guarda del Castillarejo, un pequeño caserío de Liétor, quien le dio muerte mientras dormía en su casa para cobrar la recompensa que se ofrecía por él. Posteriormente dio aviso a los miembros de la Benemérita, que llevaron el cadáver a la Rambla de Maturras. Su muerte trágica y violenta, y la generosidad que siempre mostró con los necesitados, dieron pie al nacimiento de la leyenda, que el Grupo Museo de Liétor y el Centro Excursionista de Albacete pretenden conservar y difundir con esta ruta.

ANTONIO MATEA MARTÍNEZ